Cómo ISO 27001 podría haber protegido al Banco de Chile del ciberataque

ISO 27001 y el ciberataque

En mayo de 2018, los titulares en Chile hablaban de algo que sonaba a película de Hollywood: Banco de Chile fue víctima de un ciberataque que paralizó sus sistemas por días y terminó con una pérdida de más de 10 millones de dólares.

¿Lo más sorprendente? No fue un error humano aislado ni un “virus casual”, sino un ataque planificado que aprovechó vulnerabilidades en la infraestructura tecnológica del banco.

Y aquí surge una pregunta que toda startup en Chile debería hacerse:

¿Qué habría pasado si el Banco de Chile hubiera tenido implementado un Sistema de Gestión de Seguridad de la Información (SGSI) certificado bajo la Norma ISO 27001?


La madrugada del 24 de mayo de 2018, Banco de Chile detectó una actividad sospechosa en sus sistemas. Algunos computadores comenzaron a reiniciarse sin razón aparente. En pocas horas, los cajeros automáticos dejaron de funcionar y los clientes no podían acceder a sus cuentas.

Los atacantes, mientras tanto, desviaban fondos de las cuentas internacionales del banco hacia Hong Kong y otros destinos en Asia. Según el propio gerente general del banco, se trató de un ataque dirigido al sistema SWIFT, una red que usan los bancos para transferencias internacionales.

En total, el incidente costó al banco más de 10 millones de dólares y afectó gravemente su reputación y operaciones.


La ISO 27001 es la norma internacional que establece cómo implementar un Sistema de Gestión de Seguridad de la Información (SGSI).

En términos simples: es una guía estructurada para proteger la información crítica de una empresa, reducir riesgos y prevenir incidentes como el que vivió Banco de Chile.

Un SGSI certificado implica tener procesos definidos, responsables, claros, controles técnicos y planes de respuesta ante incidentes. Si Banco de Chile hubiera contado con un sistema ISO 27001 implementado de forma integral, podría haber:

  • Detectado la intrusión antes de que se ejecutara el ataque.
  • Contado con un plan de continuidad operativa para mantener servicios críticos.
  • Limitado el acceso interno a la red SWIFT solo al personal estrictamente necesario.
  • Contado con auditorías periódicas para identificar vulnerabilidades.

En resumen: la ISO 27001 no evita los ataques, pero puede evitar que se conviertan en desastres.


Podrías pensar: “Bueno, eso le pasó a un banco gigante, no a una startup como la mía”.

Pero justamente por eso el aprendizaje es aún más relevante.

Las startups en Chile manejan cada vez más información sensible: datos de clientes, accesos a sistemas, credenciales de servicios cloud, transacciones digitales y más. Y, a diferencia de los grandes bancos, no tienen equipos de ciberseguridad interna ni protocolos formales.

Implementar la Certificación ISO 27001 en Chile no solo es una cuestión técnica, sino una decisión estratégica que aumenta la confianza de los clientes, los inversionistas y los socios comerciales.


  1. Diagnóstico inicial: revisar el estado actual de la seguridad de la información (servidores, contraseñas, accesos, respaldos, etc.).
  2. Definir el alcance: decidir qué áreas o procesos estarán bajo el SGSI.
  3. Evaluar riesgos: identificar amenazas, vulnerabilidades y el impacto potencial de cada una.
  4. Diseñar políticas de seguridad: establecer reglas claras sobre acceso, uso y protección de datos.
  5. Implementar controles: aplicar medidas técnicas y organizativas (firewalls, backups, autenticación, cifrado, etc.).
  6. Auditoría interna: revisar que todo esté funcionando correctamente.
  7. Certificación externa: una entidad acreditada como QFS Chile audita el sistema y otorga la certificación ISO 27001.

El proceso puede tomar entre 3 y 6 meses, dependiendo del tamaño y madurez tecnológica de la empresa, pero el retorno es enorme: una startup con ISO 27001 no solo protege su información, sino su futuro.


Según el informe Cybersecurity Outlook 2024 de Check Point, Chile es el tercer país de Latinoamérica con más ciberataques por semana, con un promedio de 1.500 intentos por organización.

Además, la Alianza Chilena de Ciberseguridad reportó que el 70% de las empresas locales ha sufrido algún tipo de incidente informático en los últimos dos años.

Y lo más alarmante: más del 60% de las pymes afectadas no tenía políticas de seguridad definidas ni protocolos de respuesta.

En otras palabras, el caso de Banco de Chile no fue una excepción, sino una advertencia.


Si analizamos el ataque desde la perspectiva de la ISO 27001, varios controles clave habrían mitigado el daño:

Control A.12.6.1

Gestión de vulnerabilidades técnicas: obliga a mantener los sistemas actualizados y monitoreados.

Control A.16.1

Gestión de incidentes de seguridad: establece un protocolo para detección, respuesta y recuperación.

Control A.9

Control de acceso: evita que empleados o atacantes obtengan permisos excesivos.

Control A.17

Continuidad del negocio: garantiza que los servicios críticos (como los cajeros automáticos) sigan operativos.

Cada uno de estos puntos busca anticiparse a los ataques antes de que generen pérdidas económicas y reputacionales.


La evidencia habla: la ciberseguridad es clave

En resumen: prevenir cuesta menos que recuperar

El ataque al Banco de Chile es un recordatorio de que la información es hoy el activo más valioso de cualquier empresa, sin importar su tamaño. Un SGSI certificado bajo la norma ISO 27001 no es un gasto, es una inversión en continuidad, confianza y reputación. Porque en un mundo donde un clic puede costarte millones, la verdadera ventaja competitiva es saber que tu información está segura.